sábado, 11 de julio de 2015

¿Sabemos interpretar lo que dice nuestro caballo?

Hoy en día, para los que nos apasiona y estamos de llenos en la actividad, tenemos que estar conscientes de las interacciones entre los caballos y los seres humanos, las cuales pueden provocar problemas que podrían evitarse mejorando el conocimiento de ciertas señales. Uno de los aspectos más interesantes que tienen las actividades con caballos es la dificultad para entender a estos animales, siempre resulta fascinante ver cómo las personas se consideran superiores a los animales y sin embargo, esperan que los animales aprendan nuestro idioma y no al revés.

Con la exploración, estudio e interpretación del lenguaje corporal, las expresiones faciales y la influencia de algunas emociones de los caballos, se mejora la calidad de la relación entre nosotros y ellos.  El lenguaje corporal del caballo conlleva todas aquellas expresiones formadas por las diferentes posiciones de las patas, la cabeza, el cuello y del cuerpo. Sencillamente con mirar la postura general, el caballo nos informa de su estado emocional y fisiológico.  Igualmente, el movimiento corporal y comportamiento puede ser muy expresivo.

La consistencia y seguir adelante con determinada conducta son simplemente cuestiones de auto-disciplina por parte nuestra, la respuesta apropiada sólo es posible si comprendemos lo que estamos respondiendo. En otras palabras, es necesario aprender a entender lo que nuestro caballo está diciendo. Después de todo, ¿por qué un caballo confiaría en una persona que por un lado responde con enojo ante su miedo y por otro, tímidamente ante la valentía de un animal?

Los caballos son animales sociales, como miembros de una manada interactúan con otros caballos y perennemente manejan un sistema de comunicación para que los otros miembros estén al tanto de lo que ellos quieren y no quieren.  Las formas de comunicación van desde: posiciones del cuerpo, movimientos y los olores.
Los caballos no usan palabras, ni siquiera usan los sonidos en gran medida, sin embargo si observamos cómo interactúan con otros caballos y con las personas, veríamos lo que sus orejas, ojos, hocico, cola y la postura del cuerpo están comunicando.

Expresiones


Orejas


Las orejas son indicadores de la atención del caballo. Ambas orejas erguidas hacia adelante resultan muy bonitas, pero cuando usted está montando, desea que al menos el caballo tenga un oído atento al jinete.  Las orejas fijas hacia atrás indican ira o miedo. Cuando las orejas se mueven hacia atrás y adelante a menudo es señal de titubeo. Una malinterpretación de señal de enojo es cuando las orejas están apuntando hacia atrás, si las orejas se encuentran en posición recta hacia atrás, esto indica que el caballo está dispuesto a patear.

Cola


La cola es una parte del cuerpo muy expresiva también, una cola levantada es signo de emoción o excitación.  Un caballo que se escabulle lejos con la cola metida hacia abajo está verdaderamente asustado. Por otra parte si el caballo está dando azotes con la cola es un signo de irritación, molestia y si la tiene enroscada es un signo de temor sumiso y generalmente antecede una sacudida.

Señales faciales


Las señales faciales resultan más sutiles para los humanos. En el libro titulado La mente de un caballo, escrito por Lucy Rees, aparece un diagrama con las señales.

  • Cansancio: tiene los ojos medio cerrados, la cabeza caída, los labios y los ollares de la nariz relajados, cuello estirado y un cuerpo relajado totalmente. 
  • Atención: en contraste con el anterior, aumenta la tensión del cuello, ollares de la nariz y labios, los ojos están muy abiertos y orejas tensas dirigidas hacia el objeto de interés. Si el cuello está elevado con la cabeza flexionada, simplemente está manteniendo la distancia con el objeto de interés, es decir, que hay cierta desconfianza. Por otro lado, cuando el cuello y la cabeza están estirados,   
  • Alarma: es una situación de tensión. El caballo tendrá los ojos muy abiertos y la boca, los ollares de   la nariz y las orejas muy tensas. También se observa esta tensión en el cuerpo. Los diferentes grados varían desde simplemente ponerse en estado de alarma hasta miedo extremo.
  • Agresión: se caracteriza por las orejas reclinadas hacia atrás pegadas a la cabeza, ojos en estado de alerta dirigidos hacia el objeto, los ollares de la nariz están totalmente dilatados, los músculos del cuerpo están contraídos y en casos extremos hay amenazas, como intentos de morder o cocear y con el cuello bajo y la cabeza extendida.
  • Placer: con el acicalamiento y rascado, los caballos experimentan un placer intenso, cuya expresión  se caracteriza por una relajación completa del cuerpo, ojos medio cerrados, el cuello puede estar  extendido incluso puede girarse hacia el estímulo, la respiración se vuelve lenta y pesada, y puede realizar pequeños gruñidos.


Sonidos del caballo


Los caballos hacen 8 sonidos básicos: bufar, chillar, saludar, sonido de cortejo, sonido maternal, relinchar, rugir y soplar.  Los caballos se comunican frecuentemente vocalmente. El relincho de un caballo significa que está excitado o agitado, mientras que un resoplido por lo general significa que se ha detectado algún peligro.

Apreciación del entorno por el caballo


Las emociones y lo que sienten sobre las cosas tienen importancia y van a influir en las respuestas y las relaciones sociales. Algo muy importante a tener en cuenta es cómo perciben los animales el mundo que les rodea. Los animales ven los objetos tal cual, los objetos reales, no una proyección de sus pensamientos sobre ellos. Los caballos se asustan al ver una sombra y sienten miedo al entrar en los lugares oscuros. Deben habituarse a la presencia de la gente, si no, se asustarán. También se asustarán de los reflejos brillantes, los ruidos y los golpes repentinos y el silbido del viento.  Su mundo emocional les hace tener una gran curiosidad por todo lo novedoso, de tal modo que investigarán cualquier imagen u objeto nuevo que aparezca en su campo visual, aunque la primera sensación sea de miedo. Esta curiosidad deriva del impulso de explorar el entorno con el fin de buscar agua, alimentos, compañeros o cobijo, así como de la necesidad de detectar las señales de peligro. Han desarrollado un sentido de cautela frente a las novedades y sobre todo a los movimientos rápidos como los de los depredadores, que estimulan el sistema nervioso y les hace huir.

Hay que tener en cuenta el manejo del animal durante la doma, la relación entre el ser humano y el caballo. Por otro lado, es importante valorar el tipo de alojamiento donde se encuentre. La práctica más común es la estabulación individual porque es una medida de prevención de patadas, mordeduras y marcas en la piel. Además, facilita el manejo por el humano. Pero a largo plazo se han observado numerosas consecuencias tanto de salud, por la escasa oportunidad de ejercicio, como de conducta, por no satisfacer las necesidades de socializar, lo que puede desarrollar en comportamientos descarriados.  Otra implicación es la higiene del alojamiento, la cual, si no se mantiene en condiciones idóneas,  puede generar problemas de salud física y de estrés por depresión lo cual desencadena problemas a la hora de alimentarse.

Prácticas más acorde con la naturaleza del animal


El alojamiento o recreo en grupo y el uso de técnicas de doma natural ayudan a que disminuya la reacción del animal a estímulos nuevos, fomentando las necesidades de comportamiento como la creación de vínculos para la investigación y el ejercicio por convicción a la hora de la doma.

Finalmente, los humanos no logramos captar los mensajes químicos u olores, pero podemos entender y oír los otros. Pase con ellos un tiempo y sea un espectador silencioso, trate de ver cuántas señales pueden reconocerse, la capacidad de entender el lenguaje corporal de los caballos hará que su relación con ellos sea más  gratificante y segura generando una evolución en su gusto por los caballos.






Ing. José Pablo González Blanco
Zootecnista, Nutricionista, Jinete
espigajp@yahoo.com
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Bibliografía


Feh, C. 2005. Relationships and communication in socially natural horse herds. The Domestic Horse: The Origins, Development and Management of its Behaviour, ed. D.S.Mills &S.M. McDonell.  Cambridge University Press. 83-88

Mills, D.S., Nankervis, K. 1999. Communication and Social Organization. Equine Behaviour: Principals and Practice. 1º ed. Blackwell publishing. 110-137

Rees, L. 2000. La mente del caballo. S.A. J. Noticias, 232 págs. ISBN 9788487428357
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